
Refugios específicos según el entorno
Las condiciones ambientales pueden cambiar drásticamente dependiendo de la región en la que nos encontremos. Esto afecta tanto a los materiales disponibles como a las características que debe tener nuestro refugio para garantizar nuestra supervivencia.
1. Refugios en desiertos cálidos
Los desiertos presentan desafíos únicos: altas temperaturas durante el día, tormentas de arena y, en ocasiones, frías noches. Un buen refugio en el desierto debe protegernos del sol, minimizar las pérdidas de agua y ofrecer comodidad durante las horas de mayor calor.
Estrategias clave:
- Enterrarse en la arena: Cavando un hoyo poco profundo y cubriéndote con arena podrás mantenerte fresco. Esto reduce la pérdida de agua por sudor y te protege del sol directo.
- Refugio con tela: Si tienes una tela, construye un refugio que proporcione sombra. Colócala sobre un hoyo excavado para aprovechar la temperatura más baja del suelo.
- Horarios adecuados: Realiza las tareas de construcción o desplazamiento durante las horas más frescas del día, como el amanecer o el atardecer.
Construcción recomendada:
- Cava un hoyo para refugiarte y cúbrelo con cualquier material que puedas encontrar (ramas, ropa, tela). Esto mantendrá la temperatura del interior más baja que la del exterior.
- Si dispones de una lona o manta, úsala como cubierta, asegurándote de fijarla bien para que no sea levantada por el viento.
2. Refugios en zonas frías y de montaña
En climas extremadamente fríos, la construcción de un refugio puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. En estas condiciones, el refugio debe retener el calor corporal y bloquear el viento.
Aspectos clave:
- El tamaño importa: Un refugio pequeño será más cálido y fácil de mantener que uno grande.
- Bloquear corrientes de aire: Es esencial evitar que el viento entre, ya que puede reducir drásticamente la temperatura interna.
- Uso de calor adicional: Una simple vela puede aumentar varios grados la temperatura en refugios pequeños.
Tipos de refugios en climas fríos:
a) Cueva de nieve
Es uno de los refugios más efectivos en zonas nevadas, después del iglú. Para construirla:
- Busca una zona con nieve amontonada y compacta.
- Cava una cueva pequeña con una pala o herramienta improvisada (como un plato o palo).
- Diseña el interior con un lecho elevado a unos 40 cm sobre el suelo.
- Añade una plataforma para cocinar si es necesario.
- Haz dos agujeros de ventilación: uno en la parte superior y otro en la puerta.
- Guarda siempre la pala dentro del refugio por si necesitas desenterrarte.
Tip: Encender una vela dentro puede aumentar la temperatura y reducir la humedad.
b) Trinchera
Si la cantidad de nieve es limitada, cava una trinchera profunda y cúbrela con bloques de nieve compactada o ramas. Este refugio es rápido y sencillo, ideal para emergencias.
c) Cobertizo clásico
En zonas montañosas con madera disponible, puedes construir un cobertizo clásico:
- Utiliza troncos inclinados hacia el viento.
- Cubre la estructura con ramas, hojas o nieve para bloquear el aire frío.
- Haz un fuego delante y coloca un reflector de troncos o piedras para que el calor se dirija hacia el refugio.
d) Iglú
Es el refugio más avanzado en condiciones de frío extremo. Aunque requiere aprendizaje previo, un iglú bien construido ofrece excelente protección.
- Se construye con bloques de nieve compactada dispuestos en espiral.
- Necesitarás herramientas como un cuchillo o sierra para cortar los bloques.
- Requiere varias personas para ser completado en un tiempo razonable, por lo que es ideal si vas a permanecer en un lugar durante días.
3. Consejos generales según el clima
- Viento: Orienta la entrada del refugio en sentido opuesto al viento para evitar corrientes frías o arena que entre al interior.
- Aislamiento: Siempre utiliza capas gruesas de hojas, paja o nieve para aislar el techo y el suelo del refugio.
- Tamaño adecuado: Recuerda que los refugios pequeños son más fáciles de calentar y proteger. Si no necesitas mucho espacio, reduce la altura y el ancho.
