Erase una vez… Los Legados de Goya: Pinturas que Marcaron Historia

Erase una vez...  Los Legados de Goya: Pinturas que Marcaron Historia

Érase una vez… Francisco de Goya

Érase una vez un niño llamado Francisco, que nació en un pequeño pueblo de España llamado Fuendetodos, allá por el año 1746. Su familia no tenía grandes riquezas, pero él tenía algo que vale más que el oro: un don para el dibujo y la pintura.

Desde muy pequeño, Francisco pasaba horas observando el mundo que lo rodeaba. Se fijaba en las caras de la gente del pueblo, en los paisajes secos de Aragón y en la luz del atardecer. Todo eso lo guardaba en su cabeza, como quien colecciona tesoros, para después plasmarlo con sus pinceles.

Con el tiempo, Goya se convirtió en un joven inquieto y decidido. Quería ser pintor, y de los buenos. Así que se fue a Zaragoza a aprender con un maestro y, después de mucho esfuerzo, consiguió entrar en la corte de Madrid. Allí pintó para reyes, nobles y grandes señores. Se ganó el título de «Pintor del Rey», aunque su mirada siempre estuvo puesta en la gente sencilla.

Pero la vida de Goya no fue un camino de rosas. Una grave enfermedad lo dejó sordo cuando tenía poco más de cuarenta años. A partir de entonces, su pintura cambió. Si antes pintaba escenas alegres y coloridas, ahora sus cuadros eran más oscuros y profundos, llenos de emoción y misterio.

Goya vivió tiempos difíciles. Vio con sus propios ojos la Guerra de la Independencia, y el horror que pintó en su famosa serie “Los desastres de la guerra” todavía hoy nos estremece. También pintó “El 3 de mayo de 1808”, donde muestra a los héroes anónimos que dieron su vida por la libertad.

A pesar de su fama en la corte, Goya nunca dejó de ser un hombre libre. Pintó lo que quiso y como quiso. Dejó para la historia imágenes inolvidables como “La maja desnuda” y “La maja vestida”, que aún hoy despiertan curiosidad y admiración.

En sus últimos años, ya mayor y cansado, se refugió en una casa que llamaban “La Quinta del Sordo”. Allí pintó directamente en las paredes sus “Pinturas Negras”, llenas de sombras y personajes inquietantes, como “Saturno devorando a su hijo”. Son cuadros que hablan del lado oscuro del ser humano, pero también del genio que nunca dejó de buscar la verdad.

Eirk el rojo

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