Cómo pelar fácilmente los pimientos asados (sin perder la paciencia en el intento)

Vale, has sido valiente. Has asado tus pimientos, la cocina huele que alimenta… pero ahora viene el momento temido: pelarlos. Si ya los has intentado antes, seguro que sabes de qué hablo. Esa piel que se agarra como si fuera una segunda capa de pintura plástica. Pero tranqui, que hay un truco de los buenos.

Cuando saques los pimientos del horno (o de la sartén o de la parrilla, lo que tú uses), mételos directamente en una bolsa de plástico (de esas de congelar, por ejemplo). O si te va más lo vintage, envuélvelos en papel de periódico. Lo importante es que los dejes sudar ahí dentro mientras se enfrían.

¿El resultado? La piel se despega sola, como si estuvieras pelando un plátano. Apenas tienes que hacer fuerza, y te ahorras el cabreo. Además, si los dejas un ratito, ese vaporcito que sueltan dentro de la bolsa hace que se intensifique el sabor. Doble premio.

Así que ya sabes: asar, bolsa o periódico, y paciencia unos minutos. Luego, a pelar y disfrutar. Pruébalos en ensalada, en tostas o así tal cual, que saben a gloria.