
Sí, lo sabemos. Un buen plato de lentejas, garbanzos o alubias es gloria bendita. Son nutritivas, llenan el alma y sientan de maravilla… bueno, hasta que no. Porque a veces, después del festín, el estómago empieza a montar su propia sinfonía de viento. Y claro, tú intentando disimular como si aquí no hubiera pasado nada.
Pero tranqui, que tiene solución fácil. El truco está en cocinarlas con un trocito de alga kombu. Esta alga hace maravillas: ayuda a que las legumbres sean más digestivas y a que liberen menos de esos temidos gases que nos ponen en apuros. Además, ni cambia el sabor ni el olor del guiso. Si no tienes kombu a mano, también sirven hierbas digestivas como el laurel, el comino o el hinojo. Además de darle un toque de sabor muy top, ayudan a que el plato siente mejor.
Así que ya sabes: la próxima vez que prepares un cocido, un potaje o unas lentejas de las de mojar pan, dale ese extra digestivo. Tu estómago (y los que te rodean) te lo van a agradecer.
