La Creación del Mundo – Desde el Ginnungagap hasta Yggdrasil

🌌 Antes del tiempo, antes del canto de los hombres, antes de que el primero de los dioses despertara… existía el Vacío.

El Abismo de Ginnungagap

En el principio no había cielo ni tierra, ni mar que los separase. Solo existía Ginnungagap, el Gran Vacío, un abismo sin forma ni fin, donde no había calor ni frío, ni vida ni muerte. A un lado del abismo se extendía Niflheim, la tierra del hielo eterno, de niebla y oscuridad. Allí, doce ríos venenosos brotaban de la fuente primordial Hvergelmir, y al fluir, sus aguas se endurecían y se convertían en hielo.

En el otro extremo se hallaba Muspelheim, la tierra del fuego abrasador. Era un mundo de llamas vivas, donde los fuegos rugían sin cesar, vigilados por Surtr, el gigante que blandía su espada de fuego y aguardaba el fin de los tiempos.

Cuando el hielo del norte se encontró con el fuego del sur, el hielo comenzó a derretirse. Y de esas gotas que caían al abismo nació algo más grande que la nada: la vida.

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Ymir, el Primero

Del derretir del hielo emergió Ymir, el primer ser viviente, un jötunn (gigante de escarcha), inmenso y poderoso. De su sudor brotaron otros gigantes: bajo su brazo izquierdo crecieron un hombre y una mujer, y de sus piernas nacieron monstruosas criaturas.

Mientras Ymir dormía, sus ronquidos eran como el retumbar de montañas. Y de su cuerpo goteaba la escarcha que formó el linaje de los hrímþursar, los gigantes de hielo.

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