Érase una vez… El Cuero

Capítulo 5: El Renacer de los Maestros y la Era de los Grandes Comercios
(Renacimiento y Edad Moderna, ≈1.500 – 1.800 d.C.)

Las décadas pasaron, y el mundo de los hombres cambió una vez más. El antiguo reino de los Ferrox, que un día había sido conocido por sus guerreros y su dominio de las armaduras de cuero, había sido reemplazado por poderosas naciones que se alzaban sobre montañas de oro y hierro. El arte del cuero ya no solo servía para la protección o la guerra; se había transformado en un símbolo de riqueza y de elegancia.

En las ciudades del sur, el comercio se expandía rápidamente, y las calles bulliciosas de los mercados se llenaban de mercancías de todo tipo: especias de Oriente, sedas de China, y, por supuesto, cuero de la más alta calidad, curado y trabajado por las manos de los mejores artesanos. La producción del cuero había alcanzado nuevas alturas. Ya no solo se usaba para botas, guantes y armaduras, sino también para crear muebles lujosos, carteras, maletines de viaje, e incluso hermosos libros encuadernados en piel.

En una de estas ciudades florecientes, en el corazón de un país europeo que se preparaba para una nueva era de descubrimientos y logros, vivía una joven llamada Isabela. Hija de un famoso maestro curtidor, Isabela había crecido rodeada del arte ancestral que su familia había practicado durante generaciones. Desde pequeña, había aprendido los secretos de la curtiembre, y con el tiempo, su destreza en el trabajo del cuero se convirtió en legendaria.

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