
El azafrán que financió la guerra de los 100 años: el polvo de oro que enloqueció a un rey
(Una historia de estornudos reales, espías florales y la especia más cara de la historia)
1. EL REY QUE ESPERABA CON LOS ESTORNUDOS DE ORO
Año 1337, castillo de Vincennes, Francia. El rey Felipe VI de Valois, enfermo de melancolía y crónicamente falto de fondos, recibió un paquete de sus espías en Granada:
- Dentro había 3 kilos de azafrán puro (suficiente para comprar un castillo con foso incluido).
Su médico personal le había recomendado «esnifar azafrán con miel» para levantar el ánimo. Pero Felipe, más listo que sus consejeros, vio oro rojo donde otros veían medicina:
«Con esto pagaré a los mercenarios… y a mí me dará valor para mandarlos a la guerra», declaró.
Así nació el primer préstamo bélico respaldado por especias, y con él, el conflicto más largo de Europa: la Guerra de los 100 Años.
2. LOS LADRONES DE ESTIGMAS (O CÓMO SE ROBABA EL AZAFRÁN EN LA EDAD MEDIA)
El azafrán siempre fue el producto más robado de la historia:
- En Persia, los mercaderes escondían los estigmas de la flor Crocus sativus en falsos ataúdes (los saqueadores de tumbas huían al verlos).
- En Venecia, los contrabandistas los cosían en los vestidos de las cortesanas (el aroma les daba un aura «divina»).
- Pero en Francia, el método era más sucio: monjes falsos vendían «reliquias de santos teñidas con azafrán» a crédulo.
El caso más audaz: Un grupo de monjas occitanas cultivaban azafrán en el convento… y lo adulteraban con caléndula machacada. Cuando las descubrieron, alegaron «milagro floral». El obispo les creyó (y se quedó un 20%).
3. LA BATALLA DE LOS 3 AZAFRANES (1356)
Poitiers, septiembre de 1356. Mientras el rey Juan II de Francia (hijo de Felipe VI) luchaba contra los ingleses, tres cargamentos de azafrán decidieron la batalla:
- El azafrán de los arqueros: Los ingleses mezclaban polvo de azafrán en la cera de sus flechas (para prevenir infecciones… y vender el botín después).
- El azafrán de la traición: Un mercader gascon envenenó un cargamento destinado a pagar a las tropas francesas. Los soldados desertaron creyendo que el rey los había envenenado.
- El azafrán del rescate: Tras ser capturado, Juan II pagó su libertad con 3 toneladas de azafrán (además de oro). Los ingleses lo aceptaron… y luego lo revendieron a los genoveses.
Ironía final: Ese azafrán acabó en la cocina de Ricardo II de Inglaterra, que lo usó para su receta de «gallina dorada» (el primer fast food de lujo).
4. EL HÁBITO DE ORO (O POR QUÉ LOS MONJES OLÍA A PAELLA)
En plena guerra, los monasterios se convirtieron en bancos de azafrán:
- En Avignon, el Papa Clemente VI prestaba azafrán a reyes a un interés del 40% anual (y si no pagaban, los excomulgaba).
- En Canterbury, los monjes usaban el azafrán para teñir sus hábitos… y esconder manchas de vino.
La mejor estafa: Un abad catalán vendía «azafrán bendito» en sobres con 80% de cúrcuma. Cuando lo descubrieron, alegó: «Dios prefirió darle color a la India».
5. LA CAÍDA DEL ORO ROJO (Y EL REY QUE LO ESPERÓ TODO)
En 1453, cuando la guerra terminó, el azafrán ya no valía nada.
- Los otomanos habían abierto rutas más baratas.
- Los médicos descubrieron que esnifarlo causaba hemorragias nasales (no valor).
- Isabel la Católica lo usó para pagar a Colón… y este prefirió la pimienta.
Último dato cruel: El rey Enrique VI de Inglaterra guardó 200 kilos de azafrán en la Torre de Londres como «reserva estratégica». Cuando lo abrieron en 1485, estaba podrido y lleno de ratas.
RECETA REAL: «HUEVOS DORADOS DE BORGOÑA»
(Versión de Felipe VI, el rey esnifador)
Ingredientes:
- 12 yemas de huevo (símbolo solar, como el azafrán).
- 1 cucharada de azafrán puro (¡no cúrcuma, hereje!).
- Leche de almendras (los lácteos eran «plebeyos»).
Preparación:
- Moler el azafrán con sal en un mortero de mármol (como hacían las damas para vengarse de sus maridos).
- Batir las yemas con leche hasta que espumen como el orgullo francés.
- Cocinar a baño María hasta que queden tan firmes como las convicciones de Juana de Arco.
Efectos secundarios: Posible euforia, nariz sangrante… y ganas de invadir Inglaterra.
EPÍLOGO: EL POLVO QUE CAMBIÓ EUROPA
Hoy, el azafrán sigue siendo la especia más cara del mundo (se necesitan 150.000 flores para 1 kilo). Pero si alguna vez lo pruebas, recuerda:
Cada hebra fue moneda, veneno, medicina… y el capricho de un rey que estornudó demasiado fuerte.
Moraleja: Las guerras las ganan los ejércitos, pero las financia el azafrán.
