Los ladrones de aroma (o por qué las rutas olían a peligro)

Los ladrones de aroma (o por qué las rutas olían a peligro)

Los ladrones de aroma (o por qué las rutas olían a peligro)

La Ruta de la Seda nunca fue una ruta, ni solo de seda. Era un laberinto de polvo y navajas donde:

  • Los bandidos sogdianos asaltaban caravanas para vender la canela robada… a los mismos mercaderes a quienes se la habían quitado.
  • Los monjes nestorianos escondían azafrán en sus Biblias huecas («Es más fácil pasar contrabando que herejías»).
  • En Palmira, las reinas mezclaban pimienta con vino para envenenar maridos… y luego compraban más pimienta para disimular el sabor.

El golpe maestro: En Antioquía, un mercader armenio adulteraba la cúrcuma con polvo de ladrillo. Hasta que lo pillaron… y lo empalaron con un saco de su propia «especia».

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