Hjörvard y Geirskögul: Las Guardianas del Destino en el Campo de Batalla

En la bruma de las antiguas guerras, cuando el estruendo del acero resonaba sobre las tierras del norte y la sangre teñía la hierba de carmesí, dos figuras cabalgaban sobre la muerte misma. Sus nombres eran Hjörvard y Geirskögul, valkirias elegidas por los dioses para tejer el destino de los guerreros. No eran meras observadoras; eran jueces del combate, aquellas que decidían quién se alzaría con la gloria y quién encontraría su fin en el abrazo de la muerte.

Las Elegidas de Odín

Hjörvard y Geirskögul eran distintas de otras valkirias. Mientras algunas solo transportaban las almas caídas al Valhalla, estas dos determinaban el desenlace de la batalla antes de que la primera espada se alzara. Se decía que su voluntad era la extensión misma de la de Odín, el Padre de Todos. A través de sus ojos, él veía el flujo de la guerra, y con sus voces, dictaba el destino de los guerreros.

Sus nombres inspiraban temor y respeto entre los combatientes. Quien oía el galope de sus corceles sobre el fragor de la guerra sabía que su vida estaba en la balanza, que su hacha podía alzarse con la victoria o caer con el peso del destino inquebrantable.

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