
Mantenimiento de la navaja sin herramientas de taller.
Cuidar tu compañera de filo
Mantenimiento esencial para aventureros sin herramientas de taller
Por Erik el Rojo
En mitad del bosque, lejos del hogar y del banco de herramientas, tu mejor aliada puede ser una simple navaja. Abre caminos, corta cuerda, talla madera y, en ocasiones, incluso prepara la cena. Pero como cualquier buena compañera de viaje, necesita cuidados para seguir funcionando con la precisión del primer día. ¿Y si no puedes desmontarla? No pasa nada. Hay formas eficaces de mantenerla lista para la acción sin necesidad de abrir ni un solo tornillo.
Cuándo es hora de una puesta a punto
Cada vez que regresa a tu bolsillo, tu navaja trae consigo más de lo que cortó. Pelusas, tierra, humedad… todos se cuelan por el mango y terminan ralentizando los mecanismos. Un simple clic que ya no suena igual, una hoja que se abre con esfuerzo, o un cierre que empieza a resistirse, son señales claras: ha llegado la hora del mantenimiento.
Qué necesitas
Toma nota de este pequeño botiquín de limpieza:
- Un poco de alcohol o vinagre blanco
- Aceite ligero (de cocina o específico para cuchillos)
- Bastoncillos de algodón
- Palillos o una pequeña varilla de madera
- Papel absorbente o servilletas
- Si lo tienes: aire comprimido o un soplador
Paso a paso: devolverle el alma al acero
1. Limpieza de la hoja
Comienza por lo más visible. Si hay restos de resina, cinta adhesiva o grasa, un trapo humedecido con alcohol hará maravillas. No olvides secar bien y aplicar unas gotas de aceite para proteger el metal de la oxidación. Ya que estás en ello, puedes aprovechar para asentar el filo sobre una piedra fina o un asentador de cuero.
2. Adiós a las pelusas traicioneras
La parte interna del mango suele atrapar fibras y polvo. Usa un bastoncillo seco o ligeramente humedecido para limpiar esas zonas. Con un poco de paciencia, puedes arrastrar hacia afuera todo lo que no debería estar ahí. Si cuentas con aire comprimido, un soplido dirigido eliminará la suciedad más rebelde.
3. Presta atención al mecanismo de bloqueo
Los sistemas de bloqueo como framelock o linerlock funcionan gracias a la presión de una pieza metálica y una diminuta bola de retención. Si notas que el cierre va duro o la hoja no se abre con fluidez, probablemente esa bolita esté llena de suciedad. Límpiala con un bastoncillo mojado en alcohol. Después, limpia también la parte de la hoja donde apoya esa bola, pasando un trozo de papel entre las juntas varias veces hasta que salga limpio.
4. Engrasado y prueba final
Aplica una gota de aceite en el interior del eje, justo donde gira la hoja. Abre y cierra la navaja un par de veces para repartir bien el lubricante. Notarás cómo recupera su suavidad.
Consejo del viejo Erik:
Una navaja bien cuidada habla de su dueño. No necesitas herramientas sofisticadas, solo algo de atención y respeto por el acero. Haz de su mantenimiento un ritual, y ella te lo agradecerá cada vez que la necesites.
