
Érase una vez Andrew Wyeth
El pintor que hablaba con la tierra
1. La casa al final del sendero
Nadie llegaba a esa casa por casualidad. Estaba más allá de los caminos de grava, tras un campo de avena que el viento peinaba con dedos invisibles. La casa era blanca, alta y un poco desproporcionada, como si hubiera crecido más de lo que debía. Y allí vivía Andrew, solo, con sus pinceles, sus cuadernos y el rumor del campo.
Era hijo de otro pintor, pero hacía tiempo que había dejado de parecerse a su padre. Andrew no pintaba barcos, ni escenas marinas llenas de heroicidad. Él prefería la hierba aplastada, la madera vieja, los perros dormidos al sol. Le interesaban las cosas que nadie ponía en un cuadro. Las que estaban allí desde siempre.
Cada mañana, antes de pintar, salía a caminar. No con una intención clara. A veces se sentaba en una piedra durante una hora, mirando cómo la luz subía por el tronco de un árbol. A veces solo volvía con una hoja seca en el bolsillo. Pero cuando entraba de nuevo en casa, sabía exactamente lo que iba a pintar.
2. El susurro de Christina
Una de las casas cercanas, más gris que blanca, pertenecía a una mujer llamada Christina. Había vivido allí toda su vida. Tenía una enfermedad que le impedía caminar con normalidad, pero se arrastraba por el campo con una dignidad silenciosa, como si nunca hubiera necesitado piernas.
Andrew la observaba con respeto. Nunca la compadecía. En ella veía una fuerza vegetal, algo que nacía de la tierra misma. Un día, sin decir nada, pintó una escena: el campo abierto, una colina, la casa de Christina al fondo. En primer plano, una figura femenina arrastrándose por la hierba, pero no en derrota, sino con determinación. Como si el campo la llamara de vuelta.
Cuando le enseñó el cuadro, ella no dijo nada durante un largo rato.
—No soy yo —dijo al fin—. Pero también lo soy.
Y sonrió. Ese cuadro, Christina’s World, acabaría por convertirse en uno de los más célebres de la historia del arte estadounidense. Pero Andrew nunca se sintió orgulloso por la fama. Solo por haber captado algo verdadero.
Puedes descargar la version ampliada en PDF: Descarga
