Códice Sombrío de Skarn el susurrador

«El que lea estas páginas, que lo haga con el peso del conocimiento en sus manos. El camino que se despliega ante ti es uno que pocos han transitado y menos aún han regresado para contar su historia.»

He aquí el testamento de Skarn el Susurrador, que a través de las sombras y los susurros, ha tejido este grimorio que desafía la comprensión mortal. No se trata de un libro como cualquier otro, sino una clave para comprender las fronteras entre la luz y la oscuridad, el todo y la nada. Mis palabras, mi escritura, no son meras secuencias de símbolos. Son una puerta. Una puerta a lo que yace más allá del velo, y el conocimiento que se otorga no puede devolverse.

Este libro ha sido entregado a ti, no por casualidad, sino porque el destino de quien lo posea ya está sellado en los pliegues del tiempo. Quizás tú, el lector, eres aquel que, en su curiosidad, ha destapado las capas que cubren las fuerzas que rigen este universo. Si este es tu destino, te advierto: no busques en este libro lo que no puedas desear profundamente. La magia aquí contenida tiene un precio, y no todo lo que encuentras puede ser regresado al vacío de donde vino.

En estas páginas se hallan los secretos de la Luz y la Oscuridad, el poder de la creación y la disolución. Conjuros que te elevarán a alturas inalcanzables, pero también hechizos que te arrastrarán hacia abismos donde lo humano se desvanece. Algunos de estos conjuros fueron creados en momentos de desesperación, otros en la calma absoluta que precede al cataclismo. En todos, hay una constante: el vacío que consume al conjurador y la tierra que deja atrás.

Si este libro ha llegado hasta ti, significa que ya has cruzado la línea. Si no has comprendido el peso de tus acciones, entonces pronto lo sabrás. No lo tomes a la ligera. La Lengua del Nombre Prohibido que aquí se menciona no debe ser pronunciada sin conocer los costos; el Vientre del Vacío no debe ser invocado sin entender las consecuencias que lo acompañan. Los Ojos de la Noche Eterna, que miran más allá del tiempo, mostrarán futuros que no deben ser vistos.

Cada palabra escrita ha sido teñida con la sangre de aquellos que, como tú, desearon conocer lo que los dioses callan. Mi propia sangre se derramó aquí para sellar un pacto que trasciende este mundo. Yo, Skarn el Susurrador, lo hice sabiendo que nada podría detener lo que desate con la escritura de este grimorio.

Las fuerzas que encierran estas páginas no tienen misericordia, y al final, la Nada será la única que quedará. A ti, que posees este conocimiento, te dejo una última advertencia: no lo hagas tuyo completamente. Hay cosas que no pueden ser deshechas. Hay caminos que no tienen retorno.

Que tu conciencia sea tu guía, y tu desesperación, tu sombra.

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