


La vara del caminante
Hoy vamos a poner nuestra atención en un objeto sencillo, casi olvidado, pero cargado de historia y utilidad: la vara del caminante.
Todos hemos visto ilustraciones antiguas donde los viajeros, peregrinos o pastores aparecen con una vara más alta que ellos mismos. Hoy, en cambio, lo habitual es ver bastones de senderismo modernos, esos de aluminio, plegables, que extendidos alcanzan 1,20 o 1,30 metros. Son una maravilla… siempre y cuando no salgas del sendero marcado.
Porque cuando dejas la carretera o el sendero bien trazado y te adentras en el monte, el terreno irregular empieza a poner a prueba las herramientas modernas. Basta con bajar por una ladera empinada, cruzar un arroyuelo, o caminar entre piedras y raíces para darte cuenta de que esos bastones pueden convertirse en un estorbo más que en una ayuda. Paradójicamente, en los momentos en que más necesitas un apoyo sólido, los bastones de trekking fallan.
Entonces, ¿por qué llevaban esas largas varas los caminantes antiguos? La respuesta es simple: porque no iban siempre por caminos. Tenían que cruzar campo a través, enfrentarse a desniveles, sortear arroyos, y caminar entre matorrales y riscos. La vara larga les servía no solo de apoyo, sino también de herramienta para tantear el terreno, apartar ramas o zarzas, e incluso defenderse de animales —ya fueran lobos o perros salvajes.
Y ahí no acaba su utilidad. Cuando caía la noche, había que preparar un refugio. Si la lluvia sorprendía al viajero en una zona de monte bajo, sin árboles ni ramas largas donde atar una cuerda o sostener una lona, la vara del caminante se convertía en un poste improvisado. Con ella, se podía montar un pequeño cobertizo usando una tela cualquiera o incluso la propia manta. Así que ya lo sabes: la vara del caminante no es solo un objeto antiguo ni romántico. Es una herramienta práctica y versátil, mucho más útil en ciertos terrenos que los bastones de senderismo modernos. Si alguna vez decides aventurarte fuera de los caminos trillados, tal vez deberías considerar llevar una.
Puedes leerlo on-line o descargar la version enn PDF: Descargar
