
CAPÍTULO DE ODÍN, PADRE DE TODO
“Yo vi al Viejo colgar del árbol de los vientos, nueve noches sin alimento, sin bebida, herido por su propia lanza, entregado a sí mismo, en búsqueda del saber oculto. Yo vi, y temblé, pues su mirada perfora el velo de los mundos.”
I. INVOCACIÓN DE LA MAÑANA AL PADRE DE TODO
Al despuntar el sol, cuando la niebla se disipa y los cuervos alzan vuelo, el que desea abrir su espíritu al conocimiento de Odín deberá pronunciar:
Oh Odín Alföðr, Padre de Todo,
Tú que cabalgas el cielo en la grupa de Sleipnir,
Tú que ves el mundo a través de Hugin y Munin,
Despierta en mí la llama del saber,
Revélame las sendas que los hombres olvidaron.
Que mi pensamiento sea veloz como el viento,
Que mi juicio sea firme como la raíz del Yggdrasill,
Que mis palabras sean dignas de tu oído.
Te invoco con voz temblorosa pero decidida,
Oh tú, que ofrendaste tu ojo por la visión del Todo,
Mira con tu ojo único mi humilde plegaria.
Por la sangre de los ancestros,
Por la bruma de los tiempos,
Yo te invoco, Odín,
¡Acude!
Y se colocará una piedra en forma de ojo sobre el altar, si se posee una. De no tenerla, bastará con trazar un círculo en el suelo y dejar dentro un cuervo tallado o dibujado.
La invocación tiene siete variantes, Invocacion de la mañana al Padre de Todo, Invocación del Conocimiento Secreto, Invocacion pàra la Guerra y la Decision, etc…
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