
EL RETO DE LOS CINCO SACOS MALDITOS
Siguieron navegando bordeano la costa.
El viento aullaba entre los mástiles del Cuervo Sangriento cuando Olaf el Terrible pisó tierra en el fiordo de Hielos Eternos. Ante ellos, clavado en un tocón de roble carbonizado, encontraron cinco sacos de piel de foca hinchados como cadáveres ahogados.
—Botín de Einar el Tuerto— escupió Bjǫrn el Tronchahuesos, tocando el saco central con la punta de su hacha—. Murió gritando que su oro tenía dueño.
La Advertencia del Brujo
El hechicero Grímr, con ojos lechosos y dedos entumecidos, se acercó arrastrando sus pies calzados con piel de foca :
Habéis venido a Vimland a por tesoros, pues bien aquí tenéis el primero. Cinco sacos llenos de monedas de oro. Pero hay un problema, uno de los sacos tiene monedas falsas. Todas las monedas de oro pesan 10 gr. pero en uno de ellos las monedas son de plata y plomo bañadas de oro.
—Uno de estos sacos contiene monedas que pesan el alma de los muertos… 9 gramos en lugar de 10. Quien lleve aunque sea una, seguirá a Einar al infierno de Hela.

La tripulación retrocedió. Solo quedaba la Balanza del Juicio, una losa de piedra rúnica que solo podía usarse una vez al día antes de que los dioses la consideraran profanada.
El Desafío de los Dioses
Olaf arrojó su espada al suelo, haciendo saltar chispas contra las piedras:
—¡Escuchad, perros cobardes! Aquí yace un acertijo digno de Odín. Cinco sacos, un traidor entre ellos. Con un solo pesaje en la losa sagrada… ¿quién de vosotros tiene agallas para descubrir al culpable?
Bjǫrn añadió mientras tallaba runas en su brazo:
—Quien falle… llevará las monedas malditas colgando de los párpados.
Dentro, monedas de plata y plomo tan antiguas que mostraban rostros olvidados.
La Maldición Oculta
Al amanecer, cuando el sol teñía los glaciares de rojo, el jarl Ragnar el Despiadado llegó con su guardia de ulfsarks:
Podéis pesarlas como queráis, pero solo una vez.
—Resolvedlo antes que el cuervo negro cante tres veces… o colgaréis de las costillas de Naglfar y el Martillo de Thor os aplastará como a cachorros de troll.
Con una sola pesada en la Balanza del Juicio, ¿cómo identificaríais el saco maldito?
Al caer la noche, cuando los vikingos se dispersaron murmurando posibles soluciones, el tercer saco comenzó a sangrar. Las monedas dentro susurraban nombres en nórdico antiguo…
¿Serás tú quien calle sus voces?
«Cinco sacos. Uno falso. Una pesada. El hierro juzgará tu ingenio.»
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