Expedicion a Vimland Capitulo 14 – Olaf, Bjorn y el Enigma del Templo Olvidado

Expedicion a Vimland Capitulo 14 - Olaf, Bjorn y el Enigma del Templo Olvidado

Olaf, Bjorn y el Enigma del Templo Olvidado

El sol se filtraba entre las nubes bajas mientras Olaf el Terrible y Bjorn el Tronchahuesos se acercaban al borde del antiguo bosque que rodeaba el Templo de Lysira. Ambos guerreros vikingos estaban cubiertos de barro y sudor después de horas de marcha, pero sus ojos brillaban con la emoción propia de quien busca un tesoro olvidado.

—¿Cuánto queda? —bufó Bjorn, apoyándose en su hacha.

—No lo sé, pero estos árboles no parecen amigables —respondió Olaf, escudriñando la espesura—. Yo solo sé que donde haya un templo viejo, seguro habrá algún problema para entrar.

Al fin, después de vadear un arroyo y esquivar ramas bajas, dieron con la escalinata que subía hacia la entrada del templo. Las piedras, desgastadas por siglos de lluvia y pisadas, estaban cubiertas de musgo y pequeños líquenes que resbalaban bajo sus botas.

—¡Ah! —exclamó Bjorn, estirando el cuello para ver hacia arriba—. No parece muy larga, pero esas escaleras no tienen pinta de fácil subida.

—Ni tampoco de fácil bajar —gruñó Olaf, mirando los escalones con sospecha.

Frente a ellos, tallado en piedra, un arco custodiado por dos enormes estatuas de guerreros petrificados los saludaba con ojos de granito. En la piedra, grabadas con runas ya desgastadas pero aún legibles, unas palabras se alzaban como un desafío.

Olaf se acercó y leyó en voz alta:

—“Para alcanzar el tesoro, sigue las palabras de los guardianes:
Cuatro veces los escalones hacia el altar, menos siete, revelan el código.
Pero si al número de escalones le sumas once, encontrarás el mismo código.”

Bjorn frunció el ceño y se pasó la mano por la barba con gesto de confusión.

—¿Qué quiere decir eso? —preguntó con voz ronca.

—Pues… no lo sé —respondió Olaf—. Suena a jeroglífico o a una broma de esos antiguos.

Bjorn miró la escalinata y luego a Olaf.

—¿Sabes? Yo prefiero enfrentarme a un gigante que a este tipo de cosas. —Se encogió de hombros—. Pero no podemos quedarnos aquí parados como dos tontos.

Ambos comenzaron a subir los escalones con cuidado. Bjorn tropezó varias veces, su pesado cuerpo desequilibrado por el musgo húmedo, mientras Olaf se apoyaba en su hacha para mantener el equilibrio.

—¡Ey! —gruñó Olaf desde arriba—. ¿Cuántos escalones hay?

—¡Eso es lo que tenemos que descubrir! —contestó Bjorn—. Pero contando con cuidado para no perder la cuenta.

Sin embargo, a cada rato Bjorn olvidaba cuántos había contado, distraído por los sonidos del bosque y alguna ardilla que corría cerca. Olaf, por su parte, miraba hacia el altar con ojos curiosos, preguntándose qué secreto escondía aquel lugar.

—Parece que los guardianes nos están tomando el pelo —dijo Olaf—. Cuatro veces lo que sea, menos siete… y luego once más y es lo mismo. No tiene sentido.

—Sí —dijo Bjorn—. Pero seguro que el número de escalones tiene que ser un número especial. Algún truco escondido.

Ambos guerreros se sentaron un momento para descansar, respirando con fuerza y pasando las manos por el sudor.

—Mira —dijo Bjorn—. Yo no sé de números raros ni acertijos, pero sé que en las viejas leyendas nada es fácil. Así que más nos vale pensar bien.

—¿Y qué propones? —preguntó Olaf, mientras se limpiaba la frente con la manga.

—Probar con los números que conocemos bien —respondió Bjorn con tono serio—. Números que podamos contar sin equivocarnos.

Olaf sonrió y golpeó con la mano el pecho de Bjorn.

—Eso sí que es idea de vikingo. Usar la fuerza y la cabeza, no solo una.

Los dos volvieron a ponerse de pie y comenzaron a inspeccionar la escalinata de nuevo, esta vez buscando señales, marcas o algún indicio que les diera una pista.

—¿Y si el templo es un truco? —dijo Olaf—. Que si nos equivocamos, caerá algo encima o nos cerrarán las puertas.

—Entonces mejor contar con calma —dijo Bjorn—. Y estar listos para correr como cabras montesas.

Por un momento, la tensión pareció desaparecer y los dos guerreros rieron. Sabían que no eran los más sabios del mundo, pero tenían una cosa que los antiguos no tenían: la obstinación vikinga y la amistad inquebrantable.

Con los músculos tensos y el pulso acelerado, Olaf y Bjorn se dispusieron a resolver el enigma del templo.

Expedicion a Vimland Capitulo 14 - Olaf, Bjorn y el Enigma del Templo Olvidado

Puedes ayudar a Olaf y a Bjorn a averiguar el número de escaleras paya llegar al tesoro?.

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